Es sabido que la imprenta llegó a Tucumán en 1817, traída por el general Manuel Belgrano con el Ejército del Norte. Sirvió desde entonces para estampar tanto efímeros periódicos, como folletos, decretos y proclamas en hoja suelta, etcétera. Esto hasta 1854, en que, con ayuda del Gobierno Nacional, se pudo adquirir otra.
Según Antonio Zinny, aquella primera prensa -ya en extremo vieja y descalabrada- pasó a Santiago del Estero. Era "de madera y sus herrajes de acero, pero de un sistema antiquísimo, teniendo sus planchas y plato apenas unas 14 pulgadas en cuadro". Ezequiel N. Paz (luego director del diario porteño "la Pampa") entonces ministro en Santiago, "hizo construir una prensa de madera de algarrobo, con el único aprendiz regular de carpintero que allí había, utilizando para la nueva máquina los herrajes de las expresada prensa de Belgrano". La nueva prensa "tenía una vara de largo por tres cuartas de ancho". En cuanto a la tipografía disponible, con ella apenas podía llenarse "poco más de un frente de pliego de papel de oficio".
Sobreponiéndose a semejante precariedad, en 1859 hizo editar Paz "El Guardia Nacional", primer periódico santiagueño. Su número inicial salió "en papel de cigarrillos". Como se agotó pronto la existencia de éste, Paz compró papel de cartas en Tucumán. Pero, cuando "quiso dar mayor formato al periódico y publicarlo en dos pliegos del nuevo papel, los señores Taboada (se refiere a los caudillos Manuel y Antonino Taboada, quienes manejaban la provincia entonces) hicieron gran oposición", afirmando que "la provincia tenía bastante con un periódico impreso en papel de cigarrillos". El historiador Manuel Lizondo Borda proporciona todas estas referencias.